martes, 29 de septiembre de 2015

Bodegas subterráneas Aranda de Duero


En la Edad Media, un entramado de túneles, situados a una profundidad de entre 9 y 12 metros, era la mejor opción para conservar el vino sin oscilaciones térmicas, ya que la temperatura es estable entre 11º y 13ºC, así como su nivel de humedad, sin otros efectos como ruidos y vibraciones que podrían dañar su calidad hasta el momento del consumo.


Aunque están repartidas por toda la Ribera, el máximo ejemplo se da en Aranda de Duero. Aquí, a lo largo de más de 7 kilómetros de casco histórico y a través de 135 bodegas, construidas bajo las casas de los habitantes a partir del siglo XIII, bullía la actividad mercantil relacionada con la producción enológica.


La mayoría de las bodegas son protagonistas en las fiestas patronales y usadas todo el año por peñistas, turistas y amigos en meriendas, catas privadas, visitas guiadas teatralizadas, celebraciones formales u ocasiones familiares.